Más allá de la cafetera italiana: guía para elaborar el mejor café
Cuando hablamos de cafeteras, la primera que nos viene a la cabeza es la cafetera italiana, esa que muchos hemos visto en nuestras casas desde que éramos pequeños. Pero actualmente podemos elegir entre diferentes tipos de cafeteras, según cuáles sean nuestros gustos a la hora de tomar un café.
Cafetera italiana: la cafetera de toda la vida
La cafetera italiana, o cafetera moka, es la de toda la vida, presente en casi todas las casas por su fácil funcionamiento.
Su origen se sitúa en Italia, en 1933, cuando el ingeniero Alfonso Bialetti la creó inspirándose en una primitiva lavadora que calentaba agua junto con la ropa en un cubo. El agua, al hervir, subía por un conducto y volvía a caer encima de la ropa.
Este proceso, fruto de la temperatura y la presión, fue el origen de la primera cafetera italiana, cuyo diseño se ha mantenido casi igual hasta nuestros días.
La cafetera italiana es la forma casera de conseguir un café expreso a baja presión, parecido al de los bares. Un café molido de tueste natural nos da como resultado un café de calidad, intenso y con cuerpo en pocos minutos.
Hacer café con la cafetera italiana es muy fácil. Solo hay que seguir los siguientes cinco pasos:
1. Desenroscar la parte superior de la cafetera y sacar el portafiltro.
2. Rellenar la base de la cafetera con agua caliente de la máxima pureza hasta la válvula.
3. Agregar el café molido en el portafiltro y nivelarlo sin apretar.
Para que el resultado sea óptimo el café debe ser de molienda media, tipo arena de playa. Lo ideal es disponer de un molinillo y moler nosotros mismos el café en el momento de la elaboración.
4. Colocar el portafiltro en la base, enroscar la parte superior de la cafetera en la base y poner la cafetera a fuego medio.
5. Apagar el fuego cuando el café haya subido hasta la mitad de la cafetera y esperar a que suba el resto del café con el fuego apagado.
Cafetera express: el café de bar en casa
Así como la cafetera italiana es la reina de los hogares, la cafetera express es la dama de los bares y cafeterías.
El origen de la cafetera express es anterior al de la cafetera italiana. En 1884 Angelo Moriondo creó las primeras máquinas de café express con la idea de ofrecer más cafés en menos tiempo. En 1901, Luigi Bezzera patentó un invento consistente en hacer pasar agua hirviendo y vapor a través del café y se presentó en la Feria Internacional de Milán de 1906 como la primera máquina express automática.
El invento siguió evolucionando y en 1961 Ernesto Valente perfecciona la cafetera express introduciendo una bomba motorizada que trasladaba el agua y proporcionaba 9 bares de presión.
El café que se obtiene de la mejor cafetera express es aquel que sale en solo 20-30 segundos empujando agua a unos 90-95 ºC con una presión de 9 atmosferas a través de un cacillo con filtro lleno de café molido.
Las cafeteras express son las que encontramos en la mayoría de bares y cafeterías, aunque también hay versiones domésticas. Hacer un buen café de aroma intenso y con cuerpo es sencillo con Santa Cristina Suprema:
1. Rellenar el depósito de la máquina con agua a temperatura ambiente de la máxima pureza.
2. Sacar el portafiltro de la cafetera y rellenar con dos cucharadas de café molido (aproximadamente 7 g de café para una taza de 35 ml).
3. Nivelar el café y prensar ligeramente.
4. Colocar el poltrafiltro en la máquina, accionar y, finalmente, verter el café en la taza.
Cafetera de goteo: para amantes del café suave
La cafetera de goteo es otro clásico en el imaginario de muchos de nosotros. Es la típica cafetera que aparece en las cafeterías de las series y películas americanas.
El método de preparación del café por goteo o filtro consiste simplemente en verter agua caliente sobre café molido, a través de un filtro de papel, plástico o una malla metálica. El resultado es un café claro, puro y muy aromático.
Si hacer café en la cafetera italiana y en la express es fácil, en la de goteo es todavía más sencillo:
1. Colocar el filtro de papel en la cafetera de goteo.
2. Medir la cantidad de café molido que vamos a necesitar y añadirlo sobre el filtro (2 cucharadas de café por cada taza)
3. Llenar el depósito con agua a temperatura ambiente, de la máxima pureza, hasta la marca requerida.
4. Encender la cafetera y esperar a que el agua filtre por el café molido hasta llegar a la jarra.
La gran ventaja de muchas de las cafeteras de goteo eléctricas actuales, en las que se ha sustituido la jarra de cristal por una de acero inoxidable, es que permiten mantener el café caliente durante más tiempo. Además, dado que la cafetera se puede apagar inmediatamente después de la preparación del café, se ahorra energía.
Cafetera francesa: la cafetera manual
La cafetera francesa o de émbolo tiene numerosas ventajas. Permite preparar una gran cantidad de café con rapidez, no se tiene que conectar a la corriente, se limpia fácilmente y no necesita mantenimiento. El resultado es un café con mucho cuerpo y más denso que el moka de la cafetera de goteo, ya que retiene más aceites.
La cafetera de émbolo funciona con el mismo método de infusión que el té. Se necesita un café de molienda gruesa ya que si el café es muy fino, no hay casi superficie de contacto y solo obtenemos sabores amargos y desagradables.
Usar una cafetera francesa es fácil pero hay que tener en cuenta algunos factores previos, como precalentar la jarra para que no pierda temperatura demasiado rápido y usar agua mineral.
Una vez cumplidos estos requisitos previos, para obtener un buen café con cafetera de émbolo es suficiente con:
1. Poner el café molido en la jarra y añadir el agua caliente poco a poco
2. Remover bien
3. Poner la tapa (sin presionar el émbolo) y dejar infusionar el café entre 3 y 5 minutos.
4. Presionar el émbolo lentamente y con cuidado para separar el café molido de la infusión.
5. Servir al momento
Una cafetera para cada gusto
Hemos visto las principales cafeteras según el método de elaboración, pero también se puede distinguir entre cafeteras manuales y automáticas.
Las manuales son las que no utilizan ningún tipo de mecanismo ni electricidad para calentar el agua, sino que ésta se debe calentar manualmente en el fuego. Entre las cafeteras manuales encontramos las italianas y las de émbolo.
La cantidad de café obtenida dependerá de la medida de la cafetera y del agua que quepa en ella, por lo tanto, las medidas no se pueden ajustar del todo. Además, según la fuerza del fuego, el café sale más o menos lento, lo que influye en su intensidad.
Las cafeteras automáticas, en cambio, se caracterizan porque no controlamos en ningún momento el proceso de extracción del café, la máquina lo hace por sí misma. El volumen de agua que necesita la máquina para cada taza está previamente preestablecido, así que la misma cafetera sabe cuándo debe detener la extracción.